Hoy le toca a la Bishop (si blogger permitiese trabajar con categorías, esta entrada estaría incluida en la categoría "¿Pero aún no la conoces?").
A Elizabeth Bishop (1911-1979) la pondríamos también en la categoría de "imprescindibles" sólo por escribir One art. Sus poemas hablan de los colores de los mapas, de Robinsones que se enamoran de sus Viernes, de focas a las que les canta himnos baptistas porque creen en la inmersión total (Bishop pasó temporadas con sus abuelos maternos en la costa canadiense).
La Bishop no escribió muchos poemas (aunque sí muchas cartas). Tardaba mucho en darlos por finalizados. Solía colgar los inacabados en un tablero en la pared de su casa, y allí estaban, esperando meses o años a que encontrase la palabra que faltaba. De One Art se conservan diecisiete borradores .
Cuando yo la descubrí, aún no estaba traducida al castellano (ahora "North & South" está editado en Igitur, y hay una antología en Visor, como mínimo), así que me hice unos apaños de traducción caseros, y no podía dejar de pensar en la gente que la tradujese en serio, en cómo decidirían con qué palabras sustituirían las que ella había tardado años en escoger.
El descubrimiento ocurrió buscando información en la web sobre "The Waste Land". Y caí rendidita de inmediato. Y sin mediación de militancia ninguna, lo juro. Fue después, en plena pasión amorosa (de mí hacia su obra, entendámonos), cuando supe que el nombre de su amante era Lota (y no Loto).
A mí me gusta la historia de cómo comenzaron a vivir juntas Elizabeth Bishop y Lota de Macedo Soares, una aristócrata brasileña:
Parece ser que la Bishop decidió, con el dinero de un premio por su obra, hacerse un viaje por todo el mundo. A su paso por Brasil, se tomó unos anacardos (sí, anacardos) que le provocaron tremenda reacción alérgica. Lota, a la que ya había conocido en Nueva York (ignoramos el grado del conocimiento en ese momento), le dijo que cómo iba a continuar el viaje con esa cara, quita, quita, tú te quedas en mi casa hasta que tengas un aspecto normal. Y no sabemos cuanto tardó en recuperarse, pero se quedó 16 años, 16.
Hay un proyecto de llevar al cine esta historia, de final trágico. La relación se deterioró, y la Bishop aceptó un puesto en la Universidad de Washington. Un año después, Lota se fue a EEUU a visitarla / vivir, y la misma noche que llegó, se tomó un frasco de tranquilizantes.
Hubo bastantes más acontecimientos terribles en su vida. Su padre murió cuando ella aún no había cumplido un año, su madre ingresó pocos años después en un hospital psiquiátrico, y nunca la volvió a ver. Fue depresiva y alcohólica.
Su obra, aunque cortita, fue muy premiada (de lo que no nos extrañamos nada).
3 comentarios:
Recuerdo que me contaste la historia :)
Quiero leerme con detenimiento este elaborado e interesante post. A ver si encuentro un momento. Ya te contaré cuántas cosas he aprendido y plagiado.
¡No me puedo creer que estés hablando de Lota!
Te traeré a alguien que la ha conocido y que ha cenado muchas veces con ella en Biarritz.
Personaje fascinante, cosmopolita y singular.
Saf
Saf, increíble me lo parece a mí, que aparezca tu comentario en este blog diminuto. Encantada :)
(Por cierto, te he encontrado, pero no temas, aún no me han encargado que sea tu biógrafa ;)
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